domingo, 4 de septiembre de 2016

Dame tu brazo, amor, y caminemos


Dame tu brazo, amor, y caminemos,

dame tu mano y sírveme de guía.
Ya no quiero saber si es noche o día:
mis ojos están ciegos. Avancemos.

Dame tu estar, amor, en los extremos,

tu presencia y tu infiel sabiduría:
por los caminos de la sangre mía
ya no sé si es que vamos o volvemos.

Y no me digas nada. No es preciso.

Deja que vuelva al pórtico indeciso 
desde donde no escucho ni presencio:

Todo fue dicho ya, tan a menudo,

que ahora tengo miedo, amor, y dudo
de aquello que está al borde del silencio.


Julia Prilutsky Farny, en su libro "Antología del amor"





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